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Ignios es un proyecto que pone en valor las variedades más arraigadas de la isla de Tenerife. Naturaleza volcánica, tierras minerales y un clima muy especial definen el marcado carácter de estos vinos artesanales.
Las variedades canarias, como la Listán negro, la Marmajuelo, la Baboso negro o la Vijariego entre otras, son puestas en valor a través del respeto a la tipicidad del suelo volcánico y de un trabajo de campo y bodega que está totalmente dirigido a reforzar tanto las virtudes que las hacen diferentes como las características del lugar donde se asientan sus vides.
El proyecto es una iniciativa de Borja Pérez, cuarta generación de una familia bodeguera canaria. Se inicia en 2011 con un gran salto cualitativo que busca el máximo respeto a la tierra.
Comenzaron con la primera de sus fincas familiares, La Vizcondesa, de aproximadamente 15 años de antigüedad asentadas sobre suelos franco arcillosos a unos 450 metros sobre el nivel del mar, donde cultivan la Baboso negro y la Marmajuelo. En 2012 añaden una nueva finca, con variedades como la Listán negro y la Listán blanco, viñas que en su mayoría superan los 40 años de antigüedad.
Finalmente es en 2013 cuando incorporan la última de las fincas hasta el momento, Casa Canales, de un suelo franco-arenoso a 750 metros de altitud sobre el nivel del mar, con la que añaden al proyecto las poco conocidas variedades Vijariego negro, Vijariego blanco y Tintilla.
Viticultura
Todas las parcelas están certificadas en producción integrada, lo que quiere decir que están un paso por debajo de la viticultura ecológica en el marco legal pero también se encuentra legislado. Van un poco más allá de la normativa porque no usan productos de síntesis como quema de hierba. Conviven con el suelo en armonía, generando fauna auxiliar y creando riqueza de suelo en todas las fincas.
Elaboración
Partiendo de la base que toda la uva que entra en la bodega tiene que ser de primera calidad, hacen una doble selección. La inicial en campo, seleccionado los racimos de mejor calidad y sanidad, y la segunda en la estrujadora por si algún racimo se escapó de la selección en campo. Por tanto, la adicción de SO2 en la estrujadora no es necesaria. En el proceso de fermentación utilizan levaduras 100% autóctonas de la propia uva y que ha proporcionado la naturaleza del viñedo, lo que les permite elaborar vinos estables, con los mejores parámetros posibles de acidez, pH y grado alcohólico.
Las barricas que usan son de roble francés, de tonelerías artesanales de Borgoña y Burdeos que encajen con la filosofía de cada uno de sus vinos. Una vez que terminan su crianza en barrica, los tintos no son estabilizados ni filtrados para pasar a botella, y los blancos no son estabilizados pero si filtrados.
